La pieza inicial de este gran proyecto ferroviario entre Peñarroya y Fuente del Arco se colocó el 25 de agosto de 1895. Para realizar un trayecto de 69 kilómetros que enlazaban El Triunfo en Azuaga y otros depósitos de plomo con la metalurgia de Pueblonuevo y, permitían su exportación por el puerto sevillano…
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Ya para esa época, en el distrito de Ciudad Real, SMMP contaba con amplios cotos plomeros, cuyos frutos trasvasaba al ferrocarril de MZA en Veredas, gracias a largas hileras carreteras. Para poner fin a este penoso transporte, en 1899 inauguró un ramal desde las Minas de San Quintín a Puertollano, sumando 25 kilómetros.
El 1 de enero de 1900, SMMP adquirió las hulleras de Belmez a los Ferrocarriles Andaluces y se comprometió a suministrar las locomotoras. Poco después incorporó a sus activos a la Minera Antracita, asegurándose con ello fuertes reservas energéticas, buscando dirigir sus trenes al encuentro del plomo localizado al este de Peñarroya.
A tal efecto, disfrutaba de una concesión de Llerena a Linares que, durante el ejercicio ministerial del socio de SMMP José Canalejas Méndez, sufrió varias modificaciones con objeto de adecuarse a los deseos franceses.
En agosto de 1906 se abrieron 53 kilómetros de carriles entre Peñarroya y Pozoblanco para aprovechar los espléndidos filones de El Soldado y otras pertenencias en Villanueva del Duque y Alcaracejos. Durante el siguiente verano, fueron añadidos 42 kilómetros, las locomotoras humearon en Conquista y, a su vez, vías Decauville de sesenta centímetros acercaban hasta la anterior localidad las galenas de Horcajo y La Salvadora.
El 12 de noviembre de 1912 fue asesinado José Canalejas Méndez, presidente del consejo de ministros, y su sucesor Álvaro Figueroa, conde de Romanones, con idea de difuminar sus negocios, fraguó un sólido pacto político mercantil. A principios de 1913, los Figueroa transfirieron sus minas y metalurgias a Peñarroya, para acoger acciones, puestos en su gerencia y el monopolio del comercio plomero en España y Argentina.
Finalizadas estas permutas, en Puertollano se dispuso de enormes yacimientos de carbón cenizoso y sin lavar. Por tanto, empezó a estudiarse alcanzar la cuenca para aprovechar industrial y energéticamente el mayor número posible de estas hullas. Como solución a este problema, se retomó la idea de proseguir el ferrocarril desde Conquista a las fundiciones de Linares; incluyendo, un ramal a Puertollano.
Una vez unidos los lucros de SMMP y Figueroa, en 1914 las Cortes aprobaron con garantía de interés el camino entre Andalucía y Castilla y las obras comenzaron inmediatamente, gracias a un crédito extraordinario otorgado por el gobierno. De este modo, gracias a las generosas ayudas oficiales, los franceses podían levantar una sección de Conquista a Río Grande, que les permitiría lograr a la vez Linares y Puertollano. Sin embargo, los Figueroa no cumplieron sus deberes. El ferrocarril del Tajuña dedicó sus esfuerzos a dilatarse por la provincia de Guadalajara, el feudo de Romanones, y en julio de 1918 la subasta del Puertollano-La Carolina quedó desierta y su traza inconclusa.